Estimadas autoridades que nos acompañan:
Agradezco al Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos, que a través de la Lic. Rita Lorena Hernández Ávila me permite dirigirme a ustedes.
Cuando hablamos de educación para la paz, a veces resulta que las personas piensan que para eso no se necesita educarse, porque nadie quiere la guerra. Sin embargo vemos con tristeza que hay quienes la promueven por intereses económicos como lo hace la delincuencia organizada a través del tráfico de mercancía, drogas, armas y personas, o la guerra de Estados Unidos contra Irak por intereses petroleros. También hay quienes la promueven por intereses étnicos como las guerras de Ruanda, Somalia, Congo o la misma Segunda guerra mundial en dónde Hitler proponía la supremacía de la raza Aria y por ende la aniquilación de la raza judía, los discapacitados y los mestizos.
Es por ello que se vuelve de trascendental importancia que nuestras sociedades aprendan a reconocer esquemas que nos pueden llevar a la guerra y aprendamos a dialogar para vivir en paz.
Pero la paz no puede llegar por la imposición de un gobierno, esta nace de cómo aprenden a vivir y convivir los miembros de las familias entre ellos y con otras familias, porque a final de cuentas los delincuentes y los promotores de la violencia, provienen de alguna familia que no supo cómo resolver sus problemas de forma pacífica o no educo a sus miembros para que privilegiaran el bien común sobre sus propios intereses.
Si como padres fomentamos la resolución de conflictos por medio del diálogo, la aceptación, el respeto, la tolerancia, la paciencia y por supuesto el amor, estaremos dando grandes pasos en la transformación de nuestra sociedad.
Estamos viviendo una cultura de odio y muerte, pero en nuestras manos está el cambiarla y abrir nuevos horizontes de paz para nuestros hijos y las futuras generaciones.
El martes en un evento de entrega de material didáctico y mobiliario a escuelas, un niño hizo referencia a una cita de Gabriela Mistral que dice: “El futuro de los niños es hoy, mañana será demasiado tarde”.
Hoy yo les digo: “La paz del futuro se construye HOY; mañana será demasiado tarde”.
